¿Cuánto dura la fama de uno en redes sociales? O mejor aún, ¿cuándo deja de ser esa fama rentable? Después el boom vivido en las agencias digitales (y que todavía se mantiene) de invertir en acciones con voceros o influencers es momento de hacer balance y empezar a considerar si realmente merece la pena el gasto de miles de euros por tuit y si es, como se consideró en su día, la panacea de la amplificación online para las marcas.
Después de varios años calculando su engagement para saber realmente si su precio lo vale o no, averiguando cómo medir su impacto real y analizando resultados para conocer un retorno de inversión lo más aproximado posible, volvemos al principio. La planificación de medios, tanto en redes sociales como en el resto de canales online, debe seguir formando parte de una estrategia digital tanto o más como al comienzo.
Es sobre todo en Twitter donde el uso de voceros o influencers se ha convertido en una táctica cada vez más dudable debido a la excesiva existencia de cuentas falsas en la red social, y por lo tanto, la fácil compra de seguidores, así como a la falta de credibilidad, pues a nadie le gusta que le saturen con publicidad (casi) encubierta.
¿Solución? Además de devolverle el protagonismo a una planificación pura y dura que va evolucionando cada vez más rápido en novedad de formatos y mediciones (Dios bendiga al Rich Media), debemos desarrollar y perfeccionar tanto herramientas de seguimiento y medición como equipos de estrategas especializados en PR digital, no para convertirles en la estrella de la planificación online sino para complementar una elaborada estrategia de compra de formatos digitales.