La innovación es un proceso curioso. Muchas empresas recurren a él como medida desesperada porque todo va mal cuando lo importante es invertir con visión clara cuando estamos en nuestro mejor momento. Otras la confunden con el universo de las ideas pero la innovación es el proceso de tangibilizarlas y comercializarlas.
El caso es que el mundo del marketing está cambiando a «velocidad absurda» y el darwinismo digital está seleccionando solamente a aquellas agencias que saben adaptarse y están constantemente reinventándose.
Por eso la apuesta ganadora no es ni tecnológica, ni creativa, ni estratégica sino la conjugación inteligente de las tres para ofrecer una propuesta de valor que trascienda el impacto puntual para alcanzar la fidelización a medio plazo.
El futuro de las agencias digitales está en convertirse en consejeras y acompañantes de las marcas dentro de este mundo cambiante. Está en ofrecer menos servicios de mayor valor estratégico y basar las acciones sobre productos escalables. ¿Estáis preparados para el reto?
Artículo publicado en el número 814 de IPMARK